sábado, 23 de junio de 2012

Cambio de óptica 1



“No hay nada más difícil de llevar a cabo, ni con éxito más dudoso, ni más peligroso de manejar que el conseguir un nuevo orden de las cosas”
                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                               Nicolas Machiavello

Esta frase encierra tristemente una gran verdad, nada hay más difícil que cambiar un paradigma instalado.
Esto aún empeora cuando el paradigma es religioso ya que aquellos que lo sostienen utilizan como argumento ser  las salvaguardas de la voluntad de Dios.
Tengo esta idea dando vueltas en mi cabeza hace un tiempo y espero lograr transmitirla con éxito en estas líneas.
Israel esperaba y aún espera la venida del Mesías,  toda su fe gira en torno de las promesas que Dios les había realizado a lo largo de todo el antiguo testamento.  Profetas, sacerdotes, reyes inspirados por el Espíritu Santo  aseguraron la llegada del Salvador de Israel y los primeros escritos del apóstol Juan nos afirman que Jesús a los suyos vino, pero que ellos no lo recibieron.
¿Cómo es posible? nos preguntamos hoy,  ser testigos del caminar del Salvador y no percatarse aunque más no sea detenerse a pensar que tal vez Él era el cumplimiento de esas promesas.
Sus palabras, su actitud frente a los enemigos, sus maravillas y milagros, sus demostraciones de poder frente a las inclemencias del tiempo o los demonios. Como ignorar semejante confirmación de su procedencia.
La respuesta es simple.
Los judíos esperaban a un Salvador con otras características, las clases de escuela dominical de las sinagogas los domingos por la mañana tenían como tema principal que el Mesías seria como el gran rey David, esperaban a un gran guerrero que los liberara de la opresión romana, un líder que los llevara a filo de espada a ser la gran nación de otros tiempos.
La imagen, el paradigma que ellos tenían en mente era el de un Mesías Davídico.
Lamentablemente para ellos, Dios se presentó en otro formato, su manifestación fue como Siervo Sufriente, como oveja que es llevada al matadero y no abre su boca.
Y así fue como esa generación se perdió la maravillosa e inigualable oportunidad de recibir el mayor de los regalos que el hombre haya recibido jamás.
La imagen, la idea, el paradigma religioso les nublo la visión y no pudieron contemplar la luz que les alumbraba.
Como religiosos de esta época tenemos instalados en nuestras mentes y corazones cientos y cientos de imágenes, paradigmas que nunca hemos tan siquiera considerado a la luz de las escrituras, tradiciones y costumbres que hemos heredado que más que acercar nos han alejado de Dios y nos han conducido a una vida cómoda, de la que poco y nada se espera.
Estas ideas han conducido al pueblo de Dios de la condición de Sacerdotes y Reyes pertenecientes a un  linaje y nación santa a un simple grupo de personas que se conforman con consumir un evangelio sin sabor, repetitivo y monótono que solo acalla nuestras conciencias religiosas y nos da una imagen aceptable frente a otros que viven en la misma hipocresía.
 Señor, que esto no nos suceda, humildemente  queremos  ser como niños  frente a Ti sin creer que  tenemos  todas las respuestas, que ya no hay misterios  para nosotros.
Quita de nuestros  ojos, de  nuestra  mente  aquellas  ideas  religiosas que  nos  han  alejado  de Ti, que nos han dado una falsa seguridad, con métodos, sistemas y estructuras que pretenden asegurarnos Tú mover.
Genera  en nuestros corazones  una “rebeldía” un inconformismo que nos lleve a volver a buscar esos caminos  olvidados  que  en  otros tiempos  transitaron  los  padres  de nuestra  fe. Amen.

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